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sábado, 17 de octubre de 2015

PSICÓPATA AMERICANO. 15 años después, los yuppies también lloran.


PSICÓPATA AMERICANO
American Psycho

Mary Harron, 2000

¿Qué sucede cuando se adapta una versión fílmica de la que probablemente sea la novela —estadounidense, al menos— más controvertida de la década? Si se adapta bien, quiero decir. Pues se obtiene una de las películas más controvertidas de la década. He de decir, eso sí, que en el momento de su estreno esta cinta dividió al público, pero que conforme ha pasado el tiempo ha encontrado su lugar.
    La novela original American Psycho fue escrita en 1989 por el enfant terrible de la literatura estadounidense de la segunda mitad del siglo XX, Bret Easton Ellis. Sin embargo, el texto resultó tan escandaloso que la editorial con la que trabajaba Ellis, Simon & Shuster, se negó a publicarlo argumentando “diferencias estéticas”; por lo que fue rescatado por Vintage Books y publicado finalmente en 1991 en medio de la polémica. El libro recibió duras críticas que lo tacharon de misógino, pornográfico y violento sin sentido, e incluso fue prohibido en Canadá a mediados de los 90 cuando se descubrió que el asesino serial Paul Bernardo poseía una copia.


    Pero lo que la crítica no vio, deslumbrada por los pasajes francamente gorno, es la maravillosa y sutil pieza de humor negro escrita por Ellis. A través de una narrativa completamente caótica que transmite la personalidad obsesiva y el deterioro mental del protagonista Patrick Bateman, el autor construye una ácida y filosa sátira social que se burla del consumismo, de la frivolidad y, sobre todo, de la subcultura yuppie. Es una comedia de costumbres y de equivocaciones.
    La película es una adaptación bastante fiel al libro, aunque bastante resumida y un poco más ordenada, que narra la historia de un ejecutivo de Wall Street, Patrick Bateman (Christian Bale en el papel que lo lanzó al estrellato), a quien su existencia vacía y sin propósito saturada con las presiones sociales de estar siempre a la moda y llevar una vida chic llena de opulencia han llevado más allá del límite de la cordura. Sus ejemplos a seguir son Donald Trump, Ted Bundy y Ed Gein. Bateman es adicto a los medicamentos de prescripción, a la pornografía y a los Talk Shows... por no mencionar que es un asesino serial que gusta de torturar y asesinar salvajemente a indigentes, prostitutas, compañeros de trabajo y citas fallidas al compás de música pop de los ochenta.
    El primer interesado en llevar a la pantalla grande el texto de Ellis fue el director de cine gore que nos trajo Herbert West: Re-Animador (1985), el legendario Stuart Gordon, quien pretendía convertir la novela en una película de horror filmada en blanco y negro. Más tarde, el director canadiense David Cronenberg, maestro del Horror Corporal mostró interés en dirigir la adaptación e incluso Norman Snider, quien escribió el guión de Pacto de amor (1988), había escrito un guión. El mismo Bret Easton Ellis había escrito un guión.


    Sin embargo, el proyecto finalmente cayó en las manos de la directora novel Mary Harron, quien había conseguido bastante notoriedad en el Festival de Sundance con su primer largometraje Yo le disparé a Andy Warhol (1996). La directora tomó la película como un reto, pues no estaba segura de que pudiera adaptarse el libro de Ellis y, al mismo tiempo, como un vehículo para definir su postura como artista independiente y alejarse del cine mainstream.
     Todo iba más o menos bien hasta que alguien le dio el pitazo de que el proyecto se estaba cocinando a Leonardo DiCaprio, quien se encontraba en la cima de la popularidad tras protagonizar Titanic (Cameron, 1997), y de inmediato se interesó en producir la película y protagonizarla. Harron creyó que era una de las peores ideas que había escuchado y se rehusó a incorporar a DiCarpio en la producción, por lo que fue despedida.
    El proyecto quedó a la deriva mientras se barajaban nombres de directores reconocidos para reemplazar a la directora. Martin Scorcesse y Danny Boyle fueron considerados para el puesto; pero fue hasta que Oliver Stone hizo la primera lectura del guión con Leo y Cameron Diaz, en la que los tres sugirieron infinidad de cambios, cuando se dieron cuenta de que la nueva dirección del proyecto no iba a funcionar. Finalmente, DiCaprio se desesperó y se fue a filmar La playa (Boyle, 2000).


    La casa productora (Lionsgate) recontrató a Mary con la condición de que no llamara a Bale para el papel de Bateman. Hábilmente, la directora le dio al estudio una lista de posibles reemplazos que sabía que no aceptarían el papel: Ewan McGregor —quien era amigo personal de Bale, por lo que una llamada telefónica de éste pidiéndole que no aceptara el proyecto lo resolvió todo—, Vince Vaughn —que no pudo porque estaba ocupado filmando el penoso remake de Psicosis (Van Sant, 1998)— y Edward Norton, quien simplemente dijo que no. Sin más opción, Lionsgate aceptó a Bale en el papel.
    La producción, que ya de por sí había sido complicada, no estuvo exenta de contratiempos, siendo el principal de ellos una campaña de desprestigio. Harron decidió filmar en Toronto —Así es, esta película ambientada en Nueva York y que todos creímos que se filmó en la Gran Manzana en realidad se filmó en Canadá—, lo que desató la indignación de una asociación civil canadiense contra la violencia en el entretenimiento. Esta asociación logró que la gran mayoría de las locaciones en las que la película iba a ser filmada se echaran para atrás, por lo que Psicópata americano no sólo no se filmó en Manhattan; sino que se filmó mayormente en estudio.


    En un primer visionado uno podría pensar que quien escribió el guión de la cinta simplemente se limitó a cortar y pegar fragmentos del libro y a darles un orden más coherente; pero no es así. En ciertos momentos pareciera que la película es una parodia de la novela, que a su vez ya es una especie de parodia... lo que vuelve todo esto una metaparodia... o algo así.
    Uno de los grandes logros de esta película es que precisamente conserva el tono del texto en el que está basada. La novela de Ellis mezcla de manera magistral pasajes de horror puro con el gore más estrafalario y otros pasajes de lo más cómico. Recuerdo ir en el transporte público y sentirme asqueado mientras leía, sólo para carcajearme al llegar a la siguiente estación del Metro entre las miradas de las demás personas —me pregunto si el objetivo de Ellis era que el lector pareciera psicópata—. Esta cinta es un chiste macabro y de pésimo gusto que no sólo se burla de los yuppies y su estilo de vida, sino de las películas de asesinos seriales en general.


    Precisamente una de las consignas de Harron al adaptar la cinta fue la de no caer en la tentación de convertir la película en un estudio de personaje dándole un background psicológico y profundo a Bateman. ¡El tipo está loco y ya! Y el círculo social a su alrededor está tan enajenado con el consumismo que nadie parece percatarse de ello. Es más, como todos sus amigos siguen las mismas tendencias de la moda e incluso tienen más o menos el mismo tipo físico, les es prácticamente imposible reconocerse unos a los otros, por lo que cuando Patrick comienza a dar cuenta de ellos, nadie lo nota.
    Si algún fallo tiene esta película  es que es demasiado fresa comparada con el libro, pero... ¿no lo son todas? Me refiero a que las escenas de asesinatos son mucho más espectaculares en la novela —¿Dónde quedó la escena en la que Patrick mete una rata en la vagina de una de sus víctimas?— y en la peli nunca mencionan el canibalismo del protagonista. Y por cierto, uno de mis pasajes favoritos quedó fuera: el del niño que Bateman mata en el estanque de los pingüinos en el zoológico de Central Park. Y es de mis favoritos porque creo que en él Ellis alcanzó el tono grotesco por excelencia. La escena es horrorosa, pero terriblemente cómica al mismo tiempo.
    Creo que esta cinta es un nuevo clásico del cine de asesinos y, aunque en su momento quizá no fue valorada justamente, se ha afianzado como un referente de la cultura pop de nuestros días. Por no mencionar que su legado sentó las bases de una de mis series de televisión favoritas: Dexter (2006-2013).


A PARTIR DE AQUÍ EL TEXTO CONTIENE SPOILERS
Sin embargo, el mayor acierto de esta película es que conserva la ambigüedad del libro. Cuando uno termina de ver la cinta persiste la duda: ¿Realmente es Patrick Bateman esta bestia sádica sedienta de sangre? ¿O es este Alter Ego simplemente el producto de una imaginación frenética que encuentra en fantasías depravadas la única válvula de escape de una existencia completamente insatisfactoria? Es decir, como sea, Bateman está loco; pero quizás el horror no está en el espectador que es testigo de sus actos atroces, sino en el que alguna vez se ha sentido tan aburrido o tan frustrado que ha tenido fantasías similares... y nadie se percató de ello.

PARA LA TRIVIA: Tanto Jared Leto como Robert Sean Leonard (mejor conocido como el Dr. James Wilson en House M.D.) audicionaron para el papel de Patrick Bateman. Leonard fue rechazado, pero Leto obtuvo el papel de Paul Allen en la cinta.
PARA LA TRIVIA GEEK: En la novela, las amigas de Bateman se refieren a él con el apodo de “Batman”, lo que es curioso porque Bale interpretaría al Hombre Murciélago cinco años después en Batman inicia (Nolan, 2005).

Fuente:

Rue Morgue Núm. 157, Julio de 2015. Pp.16-22.



2 comentarios:

  1. Mirate Dellamorte Dellamore
    Te lo pongo aquí porque es la ultima entrada que has publicado
    Un saludo

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