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domingo, 24 de agosto de 2014

EL VENGADOR TÓXICO. A 30 años del fenómeno original.


EL VENGADOR TÓXICO
The Toxic Avenger

Michael Herz y Lloyd Kaufman, 1984

Éste es otro de esos casos de películas que hacen mucho con muy poco. Claro, hay que entender los tiempos que corrían. Para mediados de los ochenta, con la popularización de las videocaseteras había nacido un nuevo mercado. Muchas compañías productoras, como Empire Entertainment (posteriormente Full Moon Entertainment), New Line Cinema (hoy subsidiaria de Warner Bros.) y Troma Entertainment comenzaron a producir películas de bajo presupuesto que llenaran ese nicho.
    Los beneficios de este nuevo modo de producción eran sorprendentes. Al no tener las presiones de las grandes distribuidoras, los productores y directores tenían una libertad creativa prácticamente absoluta. Mientras que New Line se enriqueció con la saga de Freddy Kuegger, cuyas películas generalmente gozaban de una mínima exposición en cines para después salir en vídeo, Empire y Troma se enfocaron en producir sus propias películas directo para el mercado del entretenimiento en casa.


    Así pues no había límites: Películas con contenido sexual (y desviado, por cierto) explícito como Del más allá (Gordon, 1986), o violencia y sangre al por mayor como El juguetero del Diablo (Schmoeller, 1989), o con planteamiento y títulos tan absurdos como Los surfistas nazis deben morir (George, 1987) o Terror en el centro comercial (T. del A., Chopping Mall, Wynorski, 1986)  empezaron a construir el catálogo de sendos videoclubes alrededor del mundo. ¿Alguien puede negar que esto sea cine de autor? En esos tiempos de bonanza es cuando nace El vengador tóxico.
    En la película se narra la historia de Melvin Junko (Mark Torgl), un pobre nerdo perdedor que trabaja como conserje en el club deportivo de la ficticia ciudad de Tromaville, tiradero de desperdicios tóxicos de la Ciudad de Nueva York. Melvin es víctima del bullying de varios jóvenes físicoculturistas del club quienes son tan malvados que, por diversión, salen por las noches a atropellar gente en su auto deportivo... Pero tienen que regresar temprano para levantarse a tiempo de ir a la iglesia. El acoso llega a tal punto que Melvin se ve obligado a saltar por una ventana y caer en un camión que transporta desechos tóxicos.
    El material radioactivo causa una mutación en Melvin que lo transforma en un gigante deforme con fuerza y agilidad sobrehumanas, piel tóxica y un tutú rosa permanentemente adherido a su cintura. Además, el ahora llamado Toxie (Mitch Cohen) siente una irresistible compulsión por asesinar gente malvada en ataques que incluyen golpes, lanzamientos, miembros arrancados y el sello de Toxie: mechudos sucios encajados en la cara de sus enemigos.


    La sed de justicia de Toxie lo llevará a limpiar a Tromaville del crimen, lo que no será del agrado de las corruptas autoridades de la ciudad.
    Sí, es una película de humor ramplón y políticamente incorrecto —chistes sobre nazis, homosexuales, discapacitados, ancianos, negros, enanos, escenas de niños masacrados, mascotas baleadas y otro montón de temas que en la actualidad casi son ilegales—, llena de gore y desnudos injustificados, efectos especiales de a dólar la docena y que exuda su bajo presupuesto por cada poro —aunque producciones posteriores de Troma fueron mucho más baratas, ésta por lo menos se estrenó en algunas salas de cine—. Y también es divertidísima… Además, el maquillaje no es tan malo.
    Cualquiera que quisiera tomarse en serio una película con esta premisa y este título, merece la decepción subsecuente. Sólo hace falta ver el póster.
    Si algo disfruto enormemente de las películas de género de bajo presupuesto —de algunas, aclaro— es su honestidad. El producir algo que por todos lados diga “No tenemos dinero, pero nos quisimos divertir haciendo esto”. Y esta cinta es el perfecto ejemplo.


    Las actuaciones son caricaturescas y grandilocuentes, y las escenas de peleas son divertidamente violentas, incluyendo la controvertida escena de la cabeza triturada con máquinas de gimnasio —que fue retirada del corte original de la cinta—. Y la escena de la pelea en el restaurante mexicano, cuando Toxie le arranca un brazo a uno de los asaltantes y lo agarra a “brazazos”, es de antología.
    A pesar de que casi parece que a estos actores los dirigió Tex Avery, uno no puede evitar sentir empatía con Toxie cuando es cazado como un animal por la Guardia Nacional y debe huir de la ciudad para refugiarse en el campo en compañía de su sensual y moderadamente estúpida novia invidente, Sarah (Andree Maranda).
    Y aun con lo ramplón del  humor en esta peli y de que muchos de sus gags son clichés casi tan viejos como el cine, resultan por demás efectivos; como las escenas en las que aparece Toxie haciendo demostraciones de su gran fuerza y son musicalizadas con Una noche en el monte pelado de Mussorgsky o aquéllas en las que después de masacrar a los malosos, Toxie habla con mucha propiedad y corrección.


    En general toda esta película tiene un tono socarrón que la hacen parecer un chiste de morros de secundaria... Pero uno bueno, uno de ésos que se quedan con uno y que al recordarlos a los treinta años aún hacen reír.
    La película rápidamente se convirtió en una de ésas que llaman “de culto” y se granjeó un buen número de seguidores. Su legado incluye tres secuelas: El vengador tóxico Parte II (Herz y Kaufman, 1989), en la que Toxie viaja a Japón; El vengador tóxico Parte III: La última tentación de Toxie (Herz y Kaufman, 1989), con un mínimo porcentaje de material nuevo y armada con escenas no utilizadas de las primeras dos partes y Ciudadano Toxie: El vengador tóxico IV (Kaufman, 2000), en la que Toxie se enfrenta a su döppleganger conocido como The Noxious Offender. Además, se rumora sobre un próximo refrito de alto presupuesto protagonizado por Arnold Schwarzenegger —C’mon, people!— que es ya casi un hecho.
    El personaje también llegó a la TV con la serie de dibujos animados The Toxic Crusaders (1991-1993) y su serie de figuras de acción alusiva, así como un videojuego para Nintendo, uno para SuperNintendo, otro para GameBoy y uno más para Sega Genesis (inmundos los cuatro). Por qué la gente de mercadotecnia insiste en producir artículos para niños basados en películas para adultos sigue siendo un misterio para mí.    


    ¡Ah, sí! A lo anterior súmesele que en 2008 se estrenó la obra de teatro musical basada en El vengador tóxico que terminó su temporada en 2013 después de una gira por varias ciudades de EE.UU.

PARA LA TRIVIA: Durante la filmación de una de las escenas en los callejones, un indigente se robó una pistola de utilería e intentó asaltar a los miembros de la producción con ella.
PARA LA TRIVIA GEEK: A mediados de los noventa New Line Cinema estaba en pláticas con Troma Entertainment para producir una película de Live Action basada en la serie Toxic Crusaders; sin embargo, por franca negligencia de parte de New Line, el proyecto nunca se concretó.


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